¿Viste cuando estás tan confundida que no podés ni escribir una frase de corrido porque ya le empezás a buscar la vuelta? ¿Y cuando no estás completamente segura de nada y a cada cosa que decís o pensás le encontrás millones de errores o excepciones? ¿Y cuando simplemente te ponés a analizar cada palabra, pero, sin embargo, siempre terminás diciendo alguna de esas frases al estilo de "Bueno, sí, pero no" o la tan usada palabra "supongo" (que sirve de respuesta para dos preguntas que tal vez son totalmente opuestas entre sí)? Mejor ni preguntarse a uno mismo qué siente, porque de esa forma empieza la confusión.
¡No lo digas que se va a hacer real! Já, ya perdiste, ya lo dijiste, ya te incorporaste al juego. Sólo que ahora tenés que resolverlo, ordenar todas esas fichas desparramadas por tu cabeza. ¿Podés?