Hoy me puse a pensar en una vieja habilidad que solía tener, que no se si la habré perdido, pero la extraño. Tal vez funcionaba en esa época nada más, quién sabe. Pero resulta que cuando éramos más chicas y mi hermana se enojaba o encaprichaba por algo, yo hacía la mayooooor cantidad de boludeces en el mínimo tiempo para lograr que se riera, y tengo que decir, orgullosa, que lo lograba siempre. Me acuerdo perfecto, me ponía en ridículo, fingía que me caía, que me golpeaba, me hacía la tonta, decía alguna picardía, y de repente una sonrisa le salía entre las lágrimas, a la que primero se resistía, pero que después ya no podía controlar, largándose a reír. Y yo era felíz. Odiaba que se pusiera así, me frustraba, a veces tenía razón, pero la mayoría eran cosas sin importancia, caprichos de nena, como lo éramos en ese entonces, pero no importaba, yo no quería que estuviera enojada, la mayoría de las veces el enojo ni siquiera era conmigo, otras veces sí, pero lo relevante era que se le pasara, por ese momento al menos. Y lo lograba, siempre lo lograba, y eso ya me satisfacía para todo el día, me hacía sentir increíblemente bien. No se imaginan lo lindo que es hacer reír a alguien, es genial, creo que me sentía más útil que resolviendo cualquier problema de matemática o haciéndole la tarea de inglés (sí, eso también le hacía).
Ahora creo que lo perdí, hace mucho que no hago reír a nadie, y la verdad es que reír y llorar al mismo tiempo es una sensación genial. No me malinterpreten, me refiero a reír después de haber llorado, a cuando alguien no te deja seguir llorando, cuando te sacan de ese estado.
Qué triste, supongo que ahora funciono más con un abrazo, o un oído dispuesto a escuchar y a entender, pero me gustaba eso de la risa, quiero que vuelva. Supongo que tendría que probarlo de nuevo con ella, con la pequeña, como me gusta decirle (que no es para nada pequeña), tal vez sólo me salía con ella, pero hace mucho que no se rompe una barbie, o que no llora en frente mío, crecemos y nos vamos llenando de estas barreras, de estos depósitos en los que escondemos todos nuestros problemas, sin decirlos a nadie. Sólo espero que alguien más la esté haciendo reír. Y que alguna vez pueda recuperar mi habilidad con otras personas, aunque no sepa qué les pasa, aunque no quieran contarme, poder tener por lo menos esa forma de hacer que estén mejor y de que con el tiempo puedan contar qué es eso que guardan que tanto lastima.