lunes, octubre 3



“Después de tanto tiempo, toda una primavera de incertidumbres, de descubrimientos aterradores y terrores placenteros, de confusiones imposibles, de esperanza, de fe, todo había encajado de repente en los vulgares límites de un simple malentendido. Y la que había entendido mal era yo, mientras alardeaba ante mí misma de no estar entendiendo nada. Yo la presuntuosa, yo la vanidosa, yo la imbécil, yo. Imaginándome lo que no podía ser y por eso no era.”

 “No se puede sucumbir a la nostalgia de lo que aún no ha comenzado, y sin embargo eso fue lo que hice yo aquella tarde al completar la última de mis tareas, tirarme en la cama, cerrar los ojos e imaginar que no estaba sola, que sabía por qué suceden las cosas y que no echaba nada de menos.”

(Estaciones de paso, Almudena Grandes)


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